Una
de las características del capitalismo actual o capitalismo tardío, es la
indiferencia política unida con el interés dominante por la carrera, el tiempo
libre y el consumo que promueve las expectativas de recompensas conforme al
sistema (dinero, tiempo de ocio y seguridad).
El
capitalismo tardío concentra las relaciones de poder que se establecen entre
los distintos grupos y clases. Y, en cierta forma, tiende a minar a la sociedad
civil y a favorecer una mayor necesidad de inclusión social y democratización (Habermas,
1995). En este sentido, las instituciones y los procedimientos de la democracia
son utilizados para que las decisiones del gobierno se adopten con suficiente
independencia de motivos definidos por los ciudadanos, generando un status de
ciudadano pasivo, lo que llama Habermas como privatismo político que no es otra
cosa que la indiferencia política unida con el interés dominante por la
carrera, el tiempo libre y el consumo que promueve las expectativas de
recompensas adecuadas, conforme al sistema (dinero, tiempo de ocio y
seguridad).
Todo
ello se encuentra reforzado, por un lado, por la anonimización social dominada
por el consumo. Y, por el otro lado, por una identidad diluida por un estilo de
vida mercantilizado por la producción y la distribución capitalista, que
generan ciertos antagonismos y una conciencia clase de fragmentada. En tal
sentido, la situación
colectiva y la vida personal se encuentran desvinculadas.
Así observamos que, en este
capitalismo actual, llamados por algunos capitalismo tardío, ciertos sectores de la población prefieran tener un estilo de vida dominado por un sistema
de recompensas conforme al sistema: dinero, tiempo de
ocio y seguridad, que sumarse a una lucha social.
Bibliografía
Habermas,
Jugen (1995) Problemas de legitimación en el capitalismo tardío. Buenos Aires,
Argentina: Amorrortu.
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