miércoles, 8 de octubre de 2014

Construir ciudadanía





La ciudadanía implica algo más que tener derechos, es ante todo una práctica cotidiana. Es visible en las acciones, en las expresiones y en las luchas que emprendemos así como en las formas de relacionarnos con los demás. Implica valores y un grado de involucramiento con la comunidad, lo cual permite que nos preguntemos ¿de qué beneficios gozo? y ¿de qué me hago cargo?, que no son otra cosa que los derechos y las obligaciones.
Pero ¿cómo construir ciudadanía? en primer lugar: reconociéndola. Al reconocer nuestra ciudadanía, no solo reconocemos que tenemos derechos y obligaciones sino que nos reconocemos como seres que podemos cambiar nuestras condiciones existentes. Y para cambiarlas hay muchos caminos, la vía más conocida es la participación ciudadana como son: la exigencia pública, las marchas, la contraloría social o el voto en las elecciones, por mencionar algunas.
No obstante, existen otras formas de participación que pocas veces son reconocidas y que se relacionan con la identidad y el sentido de pertenencia a una comunidad como son la solidaridad, la reciprocidad, la cooperación y el compromiso social. Todas estas acciones las hemos realizado en menor o mayor grado en algún momento, por ejemplo: cuando pagamos impuestos, cuando donamos a daminificados, cuando cedemos el paso, cuando respetamos los señalamientos, cuando evitamos tirar basura en la calle, cuando ayudamos a algún vecino o bien cuando participamos en el mejoramiento de nuestro espacio público. Lo cual muchas de las veces lo llamamos "poner un granito de arena". 
Sin embargo, esta participación es más allá que poner un granito de arena, es una participación social que implica reconocer los grados de intregración de la comunidad, la socialización y permite impulsar la iniciativa colectiva, de modo que sin la solidaridad, la reciprocidad y el compromiso social muchas de las acciones comunitarias no podrían lograrse. Así que, para construir ciudadanía no sólo es importante la participación política en el espacio público sino la participación con nuestro vínculo más cercano: la comunidad.

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